"Cuando
alguien aprende tango, desea tomar confianza para bailar en La Milonga”. En
esta preparación uno pone atención en la técnica, postura, comunicación,
pasos, música, manejo de la pista, coreografías etc. Pero casi nunca se
nos enseña con qué vamos a encontrarnos cuando pisemos una Milonga. Me
refiero a los códigos, rituales y tradiciones que populan en los lugares
bailables. Por eso si nunca asistió antes a una milonga, es conveniente asistir
con anterioridad para ablandarse y conocer los pormenores y rituales del
baile.
Las
milongas pueden ser muy diferentes entre si, ya sea en ambiente (serio,
relajado, familiar, tradicional, etc.) La manera de vestir, la música, la
iluminación, la edad de las personas que asisten y hasta el nivel de
baile varía con frecuencia. Pese a tantas diferencias, muchos de los
códigos son utilizados constantemente en todas las milongas.
Uno de
los más importantes es quizá el de elegir pareja o “sacar a bailar”. Lo más común
es que el hombre se ocupe de esta tarea, observando a las mujeres hasta elegir una.
De aquí se abren dos posibilidades. Una, el Cabeceo: si se realiza
contacto visual con la dama, el hombre hace un gesto, movimiento o una
inclinación sutil con la cabeza. (Se entiende que si la mujer lo mira, es
porque desea bailar con él). Una vez que la mujer contesta de la misma o
similar manera, el hombre se acerca a la mesa (mientras ella lo espera) y
al llegar ambos se dirigen a la pista comenzando así el baile.
En
algunas milongas, se usa que los hombres solos se sienten de un lado, las
mujeres solas enfrente, y las parejas en los laterales (lugares tradicionales
generalmente). Otra opción usada, es cuando el hombre va directamente hacia la
mesa de la dama o se pasea por la milonga, hasta encontrar una bailarina de su
gusto, y allí pregunta verbalmente o con un gesto si ella desea bailar. Este
último modo, trae consigo el riesgo de que la mujer de una negativa, por tanto
si la mujer declina el ofrecimiento, el hombre debe agradecer y retirarse por
donde vino gentilmente. Es por eso que el cabeceo es un sistema seguro, cómodo
y muy discreto. Lamentablemente no todo el mundo tiene buena vista y atención,
y no todas las milongas tienen una disposición de espacio, en la cual se pueda
sacar a bailar con cabeceo, y muchas veces se debe recurrir a “ir a la mesa”.
Por otro lado, a muchos nos gusta correr el riesgo.
Luego hay
una tercera y muy rara opción, que la mujer proponga el salir a bailar. Esto
es algo muy inusual pero existe, tanto con damas que hacen contacto visual
como, con las que nos preguntan si deseamos bailar con ellas.
Uno de
los códigos mas importantes en muchas milongas, es el de respetar
las “tandas”.
En la
milonga, hay un sistema de baile que se cuenta en “Tandas”: 1 Tanda comprende:
cuatro
tangos, o cuatro valses o cuatro milongas** (muchas veces ordenados por orquestas
o intérpretes), una vez terminado el 4to tema musical, suena una música muy
diferente al tango. En general (rock, folklore, salsa, etc.). Esto es muy útil
ya que si alguien esta cansado/a o no gusta de su pareja como bailarín/a, puede
dejar de bailar en el cuarto tango sin tener que demostrárselo a la pareja. Es
bien visto que se saque a bailar al primer y segundo tema de la tanda. Digamos
que al tercer tema, se lo puede perdonar… pero al 4to, muchas veces la mujer
puede creer de que se la saca a bailar al último tema para probar como baila
(muchas veces con razón) sin correr riesgos. Claro que el hombre pudo estar
distraído y a veces sale a bailar en cualquier tema de la tanda.
Muchos
aprovechan el pequeño espacio entre cambio de tema para charlar o “chamuyar”.
En esto, los códigos, son un poco flexibles, ya que es común ver a los bailarines/as
extendiéndose en charlas, pero se suele decir que la pista es para bailar y las
mesas para charlar, por tanto no se debería permanecer mucho tiempo detenido en
la pista; sobre todo cuando todos ya empezaron a bailar.
Hay que
decir que muchas milongas no cuentan con este ingenioso sistema (las tandas),
lo cual hace de que muchos/as tengamos que bailar mas temas de los que queremos
por cortesía, y o tener que enfrentar la fea situación de parar el baile o que “nos
dejen en la pista”.
Cuando se
saca o se sale a bailar, nunca esta bien visto dejar a la pareja de baile antes
del cuarto tango, ya que muchos al observar esta situación pueden pensar que la
persona abandonada baila mal o tiene actitudes desagradables.
Es de muy
mal gusto ver que alguien “enseñe” durante los bailes en una milonga. La enseñanza
se deja para las clases o quizá en las prácticas. Aún así, muchas veces vemos
(hombres en su mayoría) tratando de corregir o enseñar cosas a las damas, mientras
obstruyen la circulación de la pista. (Además de que muchas damas odian esta actitud)
En la
cuestión de la pista, existe el código de que siempre se baila en dirección y
sentido “contra-horario”, caminar cuando hay lugar, no pasar a quien tengo
adelante, y no permanecer demasiado tiempo haciendo figuras que detengan la
circulación (Un código lamentablemente no muy usado). Esta mal visto ocupar
demasiado espacio haciendo figuras y coreografías espectaculares. Esto tiene
base en que al emplear demasiado espacio no se consigue mantener una buena
circulación de pista, y ni hablar de que a veces genera roces o tropiezos o
golpes con otras parejas.
La
higiene también forma parte de un código. Estar limpio, fresco y con buen
aliento es fundamental. Hay bailarines/as que hasta llevan ropa de recambio en
tiempos calurosos.
Muchos de
estos códigos pueden parecer antiguos o obsoletos pero siguen existiendo vivamente,
cada quien elegirá cual adoptar, cual desdeñar, o cual inventar, pero siempre
teniendo presente que el tango es un baile social, donde se comparte la pista y
la danza entre varias parejas. Por tanto, el respeto de compartir la danza
entre todos debe de
ser la base para cualquier código.