1.- El cabeceo, si, ¡todavía se hace! Se le reconoce como el método más cómodo y efectivo para sacar a bailar. Sentado desde donde esté, el hombre mira fijamente a la mujer a la que desea invitar y con un movimiento diagonal de testa en dirección a la pista, se lo hace saber. En caso de aceptar, ella asiente y espera que él se acerque. En caso que ella no quiera bailar, simplemente evita la mirada y así el rechazo pasa desapercibido. Mujeres: si eligieron salir a la milonga para charlar intensamente con una amiga toda la noche, se van a ir preguntándose porque nadie las sacó a bailar. Hay que estar atentas a los cabeceos.
2.- En la milongas más modernas las mujeres también pueden sacar a bailar de la misma manera. Una técnica intermedia que puede funcionar es mirar con insistencia al bailarín deseado y esperar que este la interprete indirecta y finalmente nos cabecee.
Jamás sacarás a bailar a alguien que esté sentado junto a quien parece ser su pareja. Aunque se supone que fueron a la milonga para bailar, no se debe romper esta regla, excepto que alguno ya esté bailando o con el permiso expreso del otro. En el caso de que ellos quieran bailar con otras personas deberían sentarse separados para darlo a entender.
3.- Hágase ver. Este consejo es muy válido. Pruebenlo y verán. La mejor ubicación para las mujeres deseosas de bailar ES………: (música de suspenso) ¡sentarse camino al baño de hombres o cerca de la barra! No es ni más ni menos que el principio que rige para la publicidad en la vía pública: cuanto más me veas más posibilidades hay de que me consumas.
4. Ley de la organización. Una vez en la pista las parejas bailan en dirección contraria a las agujas del reloj y jamás se pasa a la pareja de adelante (no es una carrera) Eso se llama sentido social. Incluso existen varios carriles/círculos para aprovechar mejor el espacio; jamás debemos pasarnos a otro en la mitad del baile. Los bailarines principiantes suelen bailar en los círculos internos para no molestar la circulación de los que bailan mejor (o creen hacerlo).
Por esta razón es que no se debe enseñar en las milongas. Detenerse para explicar alguna figura es propio de las prácticas o las clases. Pero una vez que uno se mete en la ronda del sentido social, hay que avanzar, así te estén pisando los pies. También es conveniente evitar cualquier figura tipo tango escenario que pueda lastimar a otra pareja.
5. “¿Cuánto tengo que bailar con el misma persona?” Es importante saber que cuando uno saca a bailar o acepta ser sacado, va a bailar una tanda completa con esa persona, que consta de cuatro o cinco tangos, milongas o vals. Se considera muy descortés abandonar a la pareja antes de completarla salvo que estés viviendo una situación verdaderamente incómoda y en ese caso no te importe quedar mal (olor a sudor extremo, que sientas que te aprieta con otras intenciones, que no te guste lo que te dice al oído, etc.). Y tranquilos: no hay que ir contando los tangos para saber cuándo se termina, las tandas generalmente se separan con rock, salsa o folklore.
7-. “¿Cómo saber que bailo bonito?” El hombre puede proponer bailar una segunda tanda y en ese caso sabremos que le gustó mucho bailar con esa pareja y podemos aceptar seguir otra tanda más. O, podemos decir muchas gracias y escapar sigilosamente. También es un código de la milonga que el hombre acompañe a la mujer a su sitio al terminar la tanda.
8. Mientras se baila, ¡no se habla! Todo baile de pareja es por definición una comunicación que dos personas emprenden a través del cuerpo y no debería ser interrumpida por la comunicación verbal. Mucho más en el tango, que es un baile sin estructura donde realmente es imposible prever que es lo que va a proponer a continuación el compañero, y eso requiere de atención y relajación. Nada peor que caer en manos de un tanguero que te cante al oído o que te de indicaciones.
9. Se puede alquilar un bailarín o bailarína. En algunos países existe esa costumbre. Se llaman taxi-dancers. Son bailarines profesionales que se alquilan por hora para acompañar a sus clientes a la milonga. Es una alternativa para los principiantes que no se animan a sacar a bailar, para los turistas, o para las mujeres cansadas de esperar que algún milonguero las cabecee. Suelen ofrecer paquetes que incluyen clases previas para evitar los traspiés en la pista y para conocerse antes de ir.
10. No vayas a la milonga con vestimenta de show de tango. Los tajos y las medias de red son parte de lo que te atrapó del tango inicialmente. Pero no vayas vestida así a la milonga salvo que quieras verte muy fuera de lugar, o muy novata. Lo mismo aplica para los hombres con sombrero y tirantes.
11. Cuantas más parejas de baile tengas, mejor bailarín serás. Deja los prejuicios de lado con ese señor mayor que piensas que solo sabe marcar ochos para adelante. Como casi todo en la vida, hay que probarlo uno mismo para saber. Y te puedes llevar una sorpresa. Cada persona baila distinto, cada abrazo se siente distinto y en todo caso se aprende algo.